Si creemos que es necesario que en la lucha por unas pensiones dignas se tengan en cuenta las desigualdades en función del género es porque por ejemplo, en Aranjuez, el importe medio mensual de las pensiones contributivas de las mujeres es casi 500 euros inferior al de los hombres en 2017 según el Banco de Datos Municipal y Zonal. Y según esta misma fuente, hay un total de 1200 mujeres menos que hombres con pensiones contributivas ese mismo año. En este documento nos vamos a centrar en esta línea de análisis con la intención de aportar al discurso y a la lucha por los derechos sociales, sin agotar todas las posibilidades, sí queremos proponer cuestiones concretas para nuestras reivindicaciones.
Las pensiones contributivas de jubilación de las mujeres españolas no solo representan una pequeña parte de todas las pensiones contributivas de jubilación que concede el sistema de la Seguridad Social sino que además son de menor cuantía que la de los hombres. Es por ello que Mercedes Ayudo (Catedrática de Estadística de la Universidad de Barcelona) y Elisa Chuliá (Profesora de Sociología de la UNED) afirman que las pensiones representan probablemente el ámbito de Estado de Bienestar en el que con mayor claridad se aprecia la existencia de una brecha de género (¿Hacia la progresiva reducción de la brecha de género en las pensiones contributivas?, Informe PISA sobre Educación Financiera, OECD y BBVA, Documento de Trabajo: Nº 22/2018).
¿Por qué esto es así?
1. Históricamente las mujeres realizan los trabajos de cuidados en el hogar durante la crianza y atención de personas enfermas o dependientes. Trabajos no remunerados que conlleva una muchas veces la reducción del número de horas dedicadas a un empleo sí remunerado y que cotice en la seguridad social. Es decir, normalmente son mujeres quienes
- Reducen su jornada laboral
- Tienen mayor temporalidad laboral
- Lo cual supone menor cotización que conlleva unas pensiones menores, a pesar de haber hecho doble jornada (relación laboral y trabajo de cuidados).
- La dependencia económica de otros (maridos, hijos) o el riesgo vivir en la pobreza.
- La vulnerabilidad ante situaciones de violencia de género.
2. El Estado y el sistema económico (la producción, los centros educativos…) funcionan gracias a que existe una labor deatención a menores, enfermxs, ancianxs y dependientes, asumida principalmente por mujeres que no recibe reconocimiento del sistema de Seguridad Social.
- La economía se sostiene gracias a un trabajo que no está contabilizado en los macro datos económicos ni reconocido en derechos sociales.
- El sistema obvia los derechos a unos cuidados de las personas cuando no son productivas (ancianxs, infancia, dependientes).
- El sistema obvia los derechos de las personas cuidadoras.
3. Las desigualdades económicas se van sumando en una serie de factores que sirven para ir vulnerabilizando a las personas.
- Salarios bajos que conllevan pensiones más bajas, en situaciones de gran esfuerzo físico que deteriora la calidad de la salud. Si a esto le sumamos temporalidad laboral y reducciones de jornada por cuidado de personas menores o dependientes, haciendo sin embargo jornadas interminables al sumar el trabajo fuera y dentro del hogar, nos quedan mujeres empobrecidas en la etapa anciana de su vida, cuando su salud está más debilitada. Las pensiones de viudedad constituyen casi una prestación de supervivencia, en palabras de Mercedes Ayudo y Elisa Chiluá, que no olvidemos, han elaborado su informe para el BBVA.
- El problema de las trabajadoras en el servicio del hogar familiar resulta especialmente grave. Casi en su totalidad lo desempeñan mujeres, y muy especialmente, mujeres migrantes. Muchas veces cobran en negro y/o están situación de semi-esclavitud (como internas), más vulnerabilizadas aún si no tienen documentación legal para residir y trabajar en este país.
Antes de finalizar quiero compartir unas ideas que hemos recogido de diferentes analistas y activistas sociales:
1º De la economista Elena Idoate que nos plantea: “No hay ninguna otra partida presupuestaria que esté vinculada a una determinada fuente de financiación. ¿Por qué preocupa el equilibrio presupuestario de las pensiones y no el de la Monarquía, el Ejército o la Policía?” (Periódico El Salto, Enero 2018).
2º La división sexual del trabajo y la división entre espacios públicos y privados según los sexos ha discriminado y perjudicado a las mujeres, especialmente las empobrecidas y racializadas. Legalmente no hay discriminación en función del género sin embargo la desigualdad social se refleja en una desigualdad en las pensiones:trabajos duros y de larga duración con una baja o ninguna base de cotización corresponderán a pensiones más bajas o no contributivas.
3º Algunos caminos para el cambio social:
- Mejorar las condiciones de participación de la vida laboral de las mujeres, acreditando justamente los periodos dedicados al cuidado familiar, incentivando los permisos de paternidad para que haya un reparto de cuidados entre las personas de tal forma que los cuidados no sean asumidos solamente por mujeres, fomentar la corresponsabilidad,
- eliminar toda discriminación en el trabajo del servicio del hogar: eliminación de la relación laboral de carácter especial y su total inclusión en el ET como cualquier trabajadora. Ayudaría también que España ratificase el Convenio 189 de la OIT, que se niega a firmar;
- que se prohíba como requisito para acceder a un puesto de trabajo el tener disponibilidad fuera del horario laboral, con lo que se penalizan a las personas que tienen personas dependientes a su cargo,
- mejorar las condiciones laborales y prohibir que la formación a cargo de la empresa se desarrolle fuera del horario laboral, para igualmente evitar penalizar a las personas que cuidan,
- combatiendo las diferencias salariales (brecha salarial: revisar convenios de sectores feminnizados) y los obstáculos en el acceso al empleo,
- combatiendo el techo de cristal que es como se llama a los obstáculos en la promoción en el empleo,
- centrar la atención en los derechos y el la justicia social;
- socializar la atención a personas dependientes y fortalecer las redes comunitarias, acabar con la privatización de los servicios de salud y cuidados a la infancia y mayores para asegurar que no se desarrollen bajo criterios de beneficio económico.
Lucía Elena Rodríguez (CNT Aranjuez)
COLECTIVO La Corrala. Patio feminista. Mesa redonda